Wednesday, April 25, 2012

La osadía del perro de nadie

"Te echo de menos, ¿sabes?
Pero a falta de sexo solo me queda la literatura.
Y no,
no me refiero a hacer el amor." -Escandar Algeet

Y ya convertido en un perro hecho y derecho
se lanzó a la aventura de conseguir aventuras,
comerse las colillas de cigarro,
mendigar por comida
y pelear por territorios escasos de sentido

y en una de esas lo consiguió,

no era el perro más temido
pero sí el más humano
y eso
en algunas condiciones es irse al hoyo.

Cuando se trataba de follar,
lo hacía, así sin más,
olía a la perra de su preferencia
y ellas terminaban comiendo de su pata.

Su condición de perro
no le permitía que su ego creciera
pero eso a él no le preocupaba,
su sinsentido de la vida lo tenía contento

aunque

había noches perrunas
en donde un vacío lo atacaba
y sentía una sensación
de querer hacer algo antes de
quedarse patas pa arriba

y olfateó, olfateó y olfateó
y, desgraciadamente,
lo encontró.

Ahí estaba
frente a su panorama en blanco y negro
una mujer, de dos piernas, no tan grandes,
de gran vida social,
de piel blanca,
de pelo lacio,
de sonrisa encantadora,
de ternura única
y
de ojos de contorno oscuro;
nunca descubrió el color de aquellas perlas.

La vio y se le acercó sigilosamente
para que ella no se asustara,
se le echó a los pies
y ella, en un acto de compasión por el pobre animal,
lo adoptó como suyo,
con sus limitaciones pues ella no quería
que el mundo supiera que un perro se había enamorado de ella,
aunque ella no lo sabía.

Y así,
el perro llegó a sentir el amor perruno a toda potencia
ella seguía con lástima la relación:
de vez en cuando ella dejaba que él se le acercara
pues seguía preocupada por la visión del mundo ante una relación destinada a perder,
el perro de alguna forma lo aceptaba
mas no lo entendía,
él se desesperaba y cada vez rehuía de todo contacto animal.

Las perras que tuvo a sus pies se alejaron,
pues él solo quería ver a la mujer,
enflacó bastante pues ya no le veía sentido el pelear por territorios ni comida,
sus pulgas asaltaron otro canino
y él cada vez se quedaba más solo.

Un día el fracaso se completó,
ella consiguió un mejor perro, con todo y dueño,
y el perro llegó a mi puerta,
viejo y cansado,
me contó su historia
y ahora yo le cuento a él
que somos compañeros del mismo destino.





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