Monday, April 23, 2012

Segundón

Y ella se quejaba por los limones secos que dieron en el bar, decía que así no podía disfrutar de su tequila como lo hizo en su borrachera pasada; donde sus amigos le celebraron su cumpleaños y, según ella, la pasó "genial".

Tenías que haberlo visto - ella presumía el logro-. Nos pusimos muy ebrios, pero todo estuvo divertido sobre todo cuando mi amigo gay comenzó a realizar la imitación a Jarvis Cocker cantando algunos éxitos de Pulp.

Llamé al mesero para que nos cambiaran los limones mientras ella seguía afirmando que aquella noche había sido inolvidable. El mesero llegó con limones nuevos y ella no callaba, me seguía dando detalles de su vida que, al menos para mí, carecían de alguna importancia. Por ejemplo, me contó que su tesis la estaba realizando sobre la depresión en animales, la influencia de ésta en su desempeño sexual y físico, también sacó a relucir su anillo de compromiso y creo que hasta me invitó a su boda.

- Bueno, ya le paro a mi rollo- ella notó algo de desinterés en mí y trató de salvar la charla-. Cuéntame sobre ti, tus gustos,tu vida, me han contado que eres escritor.

- El término me queda muy grande, aún.

Once Gin Tonics después de parte mía y cinco tequilas posteriores de parte de ella desperté en cama ajena, con un ojo morado, observando la manera en la que ella lloraba mientras se cubría el cuerpo desnudo con una sábana y sostenía el teléfono con la otra, suplicando no sé por qué cosa.

Ella colgó, dirigió su mirada hacia mí.

El odio en sus ojos y un "lárgate de aquí" directo hacia mi resaca me hizo sospechar que el término "amante" también me quedaba muy grande todavía.

Escapé y me quedé pensando si todavía podía asistir al casorio.

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