Han sido semanas de mucho pero pese a esto, estoy vacío. Podemos elegir las luces de Turquía en la noche y de ahí escribir nuestro epitafio, nuestra leyenda, nuestras palabras que concluyan esto, pero hacía esa grandeza es mejor quedarse sobrio, pensante, equilibrado.
Ella se quiere pasar de naranjas, pero ya veo que no debo, que no puedo y eso me jode un poco, la verdad, pero es mejor así, no tengo la paciencia, tengo otras cosas y esa virtud no está en mí y qué genial, la verdad, que maldita sea la genialidad.
Entonces, hace calor, estoy un poco ebrio, debo de dejarme de eso, no pienso mover un puto dedo más para que vuelvas, es mejor así, lo he repetido tanto que me aburro, que me canso y trato de buscar, tus pistas, saber si dejas algún rastro que pueda encontrar y regresar a buscarte, a fulminar lo nuestro, no puedo esperar a mañana.
La violencia y la concordancia nunca han sido lo mío. Lo mío es regocijarme en mi derrota y de ahí, construir esos aires de grandeza. Hoy desempolvé un disco que no escuchaba desde que estábamos juntos y me gustó, me gustó tanto, pero tanto, que quise tener esa máquina del tiempo para poder regresar a tu foto donde pensabas en mí pero también buscabas cómo escapar y luego regresaste y fuimos felices pero solo fue un rato.
Y ya, es todo.
