Saturday, April 28, 2012

Tiempo de sobra


Y entramos a su departamento luego de una noche rara.

Ella se despojó de su ropa solo dejándose la interior, yo me quedé parado en lo que se podría llamar su sala.

- ¿Gustas heroína? - En tono pacífico me preguntó.

Decliné la invitación con un movimiento de cabeza.

- Preferiría tomar un baño, hace tres semanas que no lo hago - comenté antes de que ella me invitara algo más.

- Bueno, ya sabes, al fondo a la derecha, no hay agua caliente y trata de no gastarte el poco jabón que queda- muy amablemente me señaló la puerta indicada.

Tenía que atravesar un pasillo con dos puertas, solo ella y Dios sabe qué había en aquellos cuartos.

Llegué al baño y noté que no había regadera, solo una tina y encima una toma de agua, lo demás eran objetos sin sentido para un baño. Por ejemplo, había un poster de Amanda Miguel en una de las paredes y en otra pared un cuadro con la leyenda "Hogar Dulce Hogar".

Dejé de lado la desolación del baño y proseguí a lo mío, llené la tina de agua, prendí el viejo walkman que siempre cargó en uno de los bolsillos de mi pantalón con alguna cinta de soul dentro de él, me desnudé y me metí. Ya dentro de ella no me importó que el agua estuviera helada y me sumergí como cualquier chiquillo que disfruta jugar dentro de una tina con cualquier instrumento a su alcance.

Disfruté tanto retomar mi relación con la higiene que en algún momento me debí de haber quedado dormido en la tina y cuando desperté la cinta que albergaba el walkman ya se había terminado de reproducir, supongo que ya tenía bastante rato sumergido en la tina pues mis dedos se notaban arrugados y mis pies ya no los sentía.

Inmediatamente salí de la tina, me tapé con una toalla y se me ocurrió salir a preguntarle a ella si tenía algo de ropa limpia que me pudiera prestar, pues la que llevaba puesta estaba demasiada sucia.

Al llegar a la sala noté que el cansancio la había vencido y se había quedado dormida en un sillón (el único que reinaba en aquella parte de su departamento), me acerqué cuidadosamente para observarla de cerca.

Se veía hermosa, con el rímel corrido en las mejillas, sus patas de gallo que solo una mujer como ella podría tener, sus piernas que denotaban su participación en mil batallas, un peinado que solo llegaba a intento de serlo y un ronquido tan pacífico que me dio cosa despertarla.

Tomé una silla y prendí un cigarro, me quedé velando su sueño, vivir en la calle te hace olvidar el sueño cuando tú quieras y yo llevaba tres semanas deambulando por las calles sin la necesidad de dormir, tenía otras cosas más importantes en que pensar.

A la mañana siguiente preparé algo de café, ella seguía dormida mientras lo hacía, tomé una taza despostillada y serví café dentro de ella, luego busqué dentro de los viejos muebles algo de licor para mezclarlo. Hallé una botella de ron.

Ella despertó y me dio las gracias por haber preparado el café, yo me disculpé por el atrevimiento de hurgar entre sus muebles para encontrar licor, ella no se molestó, tomó otra taza despostillada y se sirvió la combinación café-ron y nos callamos.

Luego del café mañanero ella comentó:

- Él se fue hace dos semanas, descubrió que no puedo tener hijos y me dejó colgada con el alquiler de esta pocilga, realmente no sé qué hacer. Me duele su traición pero lo que más me duele es que no sé cómo diablos voy a salir adelante con esta tristeza que me cargo.

Me encogí de hombros y prendí otro cigarro.

El silencio se adueño de nosotros, cada uno sabíamos que estábamos metidos en un gran lío y no se nos ocurrían las palabras correctas para poder consolarnos, aunque en nuestro destino estaba que ni el poeta más exacto del mundo podría encontrar los versos adecuados para hacernos sentir mejor.

- ¿Y de qué o quién te escondes? - Me preguntó.

- Perdí mi casa y creo a mí mujer en una apuesta de un juego de beisbol.

- ¿A quién le apostaste?

- A los Tigres de Detroit.

Ella carcajeó y de manera muy atrevida me arrebató el cigarro de la boca, le dio una fumada y me preguntó si necesitaba ropa liimpia.

Inmediatamente acenté con la cabeza y ella se metió a uno de los cuartos que se encontraban en el pasillo que conducía al baño.

Ella salió con un vestido puesto que la hacía ver hermosa y en una mano cargaba ropa limpia de hombre. Me dijo "levántate" e inmediatamente me despojó de la toalla que me cubría de la cintura para abajo dejándome desnudo y de alguna manera intrigado por lo que podría pasar.

Comenzó a calcular las medidas de todas las partes de mi cuerpo, yo no decía nada y ella al momento de analizarme soltaba un "mmm tal vez".

-Bien, puedes ponerte todo esto - Me dio la ropa en la mano y yo asentí con los hombros.

Me puse la ropa y ella se mostraba feliz, yo no tenía nada en mente de lo que pudiera suceder después.

Al momento de ponerme la camisa, ella se levantó para acomodarme el cuello, quedamos cara a cara y ella me gustó más, se quedó inerte ante mi mirada y le pregunté timidamente si la podía besar.

Esas cosas no se preguntan, se hacen.- Ella me respondió.

La tomé entre mis brazos y yo sin cerrar los ojos le acomodé un beso que duró no sé cuánto, pero de lo que estoy seguro (o estaba) es que le removí fibras que hace mucho ella ya no sentía, cada segundo que mi boca se mantenía pegada a la de ella era un momento de total felicidad para los dos.

Nos separamos y comencé a desabotonarle su vestido, ella accedía y me besaba cada vez más intensamente, era un momento de esos que por muy cortos que sean te marcan de por vida. Solo me faltaba desabrochar un botón para despojarla totalmente de su vestido floreado pero al momento de hacerlo ella se alejó y comenzó a llorar.

- ¿Pasa algo?- Pregunté asombrado por lo que estaba pasando.

- Lárgate malagradecido.

Commenzó a abrocharse el vestido y yo sólo pregunté:

- Pero ¿por qué?

- Tienes que irte inmediatamente, mi marido puede llegar en cualquier momento y si se da cuenta de lo que está pasando esta vez sí se me jode la vida.

Salí del departamento y ya en la calle noté que un sujeto llevaba un periódico con la noticia en primera plana:

"Detengan los relojes; los Tigres de Detroit llevan 2 semanas sin perder".

Maldición.

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