Saturday, December 17, 2011

Linda Sue Dixon

La coordinación entre mi mente, dedos y vista, la tuve en el peor rango de estima, pero ella no lo vio así y a pesar de mis incoherencias con la imaginación, siguió enviándome señales de vida.

Me hundí y la inspiración se me terminó, pero ella regresó mostrando sus puños llenos de sangre, demostrándome que yo no estaba en el fondo y que sólo era mi pie izquierdo el que tenía en el fango.

La coloqué en un pedestal inalcanzable, para que mis tonterías pasaran desapercibidas por la noche, pues a ella siempre la imaginé con la cara al sol, pero siguió mirando hacia abajo para ver cuantos gusanos salían de la tierra que removía.

Me acerqué y me di cuenta que su cuerpo tenía los mismos huesos que el mío y que sus oraciones también tenían sentido, observé bien lo juntas que están sus cejas y que la hacen tener ese toque de una supernova con la que alguna vez reí.

Ahora pienso que el día del futuro, en donde tenga la oportunidad de hablarle de frente, por primera vez tengo que saber lo que le diré, tengo que hacer valer mi condición de soporte, tengo que enseñarle que los tontos sin voz de vez en cuando usamos vocales y consonantes en el discurso del convencimiento, para viajar de aquí a su sonrisa más cercana.

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