Sunday, September 22, 2013

Tras la derrota de Cristo, ya nada tiene sentido

Me da gusto que a veces tenga a alguien a mi lado que no me ha traicionado, ni si quiera ha pensado que soy la persona que se levanta, se mira al espejo, y ve la cara de imbécil que se refleja. Eso me da ánimos de no perder batallas que son fáciles de ganar.

He comprobado que los hombres no se hacen porque son los mejores en lo que hacen,
los hombres se hacen porque son los mejores cuando no hacen lo que tienen que hacer,
confrontan la realidad, saben la consecuencia de sus actos y aún así siguen intactos ante la realidad,
esos hombres deberían de gobernar el mundo, sin embargo, están en las cloacas,
pidiendo que el mundo les reconozca;
eso nunca pasará, el mundo no reconoce a quien reconoce sus fracasos.


Un día me senté en una banca esperando el camión,
mientras llegaba el transporte me puse a observar mi entorno,
cuando lo haces se detiene el tiempo,
te puedes hacer viejo haciendo eso toda la vida,
pero te quedará un mal sabor de boca,
ya que tu entorno no es la mejor forma de perder el tiempo.

Estuve en una guerra donde mis aliados me prometieron apoyo,
mis enemigos querían mi corazón,
el resto del mundo no le importaba si terminaba vivo o muerto,
al final, sigo vivo, sin apoyo y con un corazón,
conclusión: qué cobarde soy.

Porque la soledad siempre hay que combatirla,
tuve que abordar el tema:
la soledad es mi mejor aliada,
pero mis pensamientos me traicionan,
lo mejor es no confiar,
si no confías no pierdes,
si no pierdes no combates,
si no combates eres feliz...
qué más da, me gusta la perdición, tus piernas, tus labios, tu sonrisa, tu enojo, cuando la lluvia te cae, cuando soy un imbécil ante ti: te iba a tomar de la mano esa tarde que fuimos a comer comida rusa, pero ante la lluvia, ante tu presencia, en realidad sólo fui un pequeño ratón que no se quería mojar....



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