SEK
Era aquella tarde del 93, en la cual Sergio Verdirame se cansaba de
fallar frente al arco del Atlante y con dos goles de Daniel Guzmán,
Ricardo Antonio La Volpe se proclamaba campeón del futbol mexicano. Mientras
aquellos atlantistas levantaban el campeonato, había una reunión
familiar en mi casa: yo jugaba con mis primos futbol, todos queríamos
ser porteros para lanzarnos de la manera más estúpida, sin importar
raspones o lesiones, sobre el balón. El juego terminó cuando mi madre
nos metió a comer y nosotros aceptamos más a fuerzas que de ganas.
Sí, en aquella tarde se iniciaba el Lavolpismo. No sé definirlo
en sí, pero para mí ha sido una manera de sobrellevar esta mierda de
vida: ni mujeres, ni alcohol, ni cigarros, ni trabajo, ni pajas, ni
ropa, ni discos, ni amigos…sólo el Lavolpismo.
Dirán lo que quieran, La Volpe está a la altura de los grandes.
Bien podrían convivir en un cuarto, liarse a golpes y terminar tomando ginebra aquellos viejos lobos de mar apegados al futbol, me refiero a Luis Aragonés, César Luis Menotti, Carlos Salvador Bilardo y, por supuesto, Ricardo Antonio La Volpe.
Bien podrían convivir en un cuarto, liarse a golpes y terminar tomando ginebra aquellos viejos lobos de mar apegados al futbol, me refiero a Luis Aragonés, César Luis Menotti, Carlos Salvador Bilardo y, por supuesto, Ricardo Antonio La Volpe.
Nunca supe cómo ni cuándo adopté el Lavolpismo como un estilo de
vida: sí, salir, tocar, moverse bien, dar la cara, perder con orgullo,
ganar porque lo merezco, defender con orden, nunca parecer desesperado
(siempre con el rostro firme), faltándole el respeto a los grandes,
nunca acatando el orden; sin embargo así soy y tampoco creo que sea lo
idóneo para alguien que pretende ser feliz, simplemente: se vive cómo se
puede.
Lo que le pasa hoy a La Volpe, al más grande entrenador de la historia
del futbol mexicano, es parte de lo que nos pasa a los lavolpistas a
diario: es víctima de las circunstancias.
No ahondaré en lo demás, yo no le creo a La Volpe pero estoy con él;
Hace unos días, el bigotón declaró: “Es el peor momento de mi vida”,
cuando respondía sobre las acusaciones de acoso a una mujer. Lo sé
La Volpe, es el peor momento de nuestras vidas y arruinado por una mujer,
aquel contrapeso que se ha implantado en este universo para jodernos la
vida felizmente.
Me llevo las manos a la cabeza, estoy a punto de la desesperación, mi
vida es tan patética que me hace reír; no es que el mundo esté mejor y
sea lo ideal para poderlo habitar, hay mucha mierda ya, lo sé.
La Volpe, no serás un ganador, serás el mejor, pero no un ganador, no
tendrás ya tantos reflectores en tu vida, en realidad me agrada pensar
que acosaste a aquella mujer, es parte de tu filosofía, es parte del
Lavolpismo.
Lo sé La Volpe, crecer es una idiotez.
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