CAPÍTULO UNO
Por el pinche SEK
Han pasado días en los que
he estado cerca de caer en estado de locura. Sí, ansiedad, tristeza, el corazón
late más rápido, después estoy triste, después me pongo ansioso, después quiero
salir corriendo, salgo pero después quiero estar en mi cama otra vez, teniendo
lástima por mí.
Sin embargo, también han
servido para encontrarme, para saber mis debilidades, conocer mis pocas
fuerzas, mi poco razonamiento de la realidad.
Ante eso, viví seis meses de
total y absoluta felicidad. Es algo contradictorio, lo sé, pero así fueron. Me
despertaba con mensajes todas las mañanas de lo que se suponía era amor: “muero
por estar contigo”, “muero por besarte”, “quiero verte”, “que te vaya bien en
el trabajo,
amor”, “no te enojes, yo quiero mi familia contigo”…el mundo dejó de girar.
No es que haya buscado la
felicidad, por error la encontré por seis puñeteros meses, ¿qué son seis meses
en una puta vida? No son nada, lo sé, entonces encargaré esto al tiempo.
Y así, lo que pensaba que
odiaba, ya lo amaba, quería estar en su vida, en su entorno, disfrutar lo que
ella disfrutaba, pensé que ya estaba curado ante esa porquería, pero no. Me
intereso su interés por el arte, la cultura, “los conceptos visuales”, hasta
fui a un museo, ja.
Y moría y vivía en un solo
día, con esos altibajos que te da una relación tan grande, con esos demonios
que siempre están ahí, viendo como construía la puta felicidad y burlándome de ellos
en su puta cara.
Antes de ella pensaba que ya
estaba curado de espanto ante eso, me refugié en bares, con mujeres con las que
no debí, me sostuve de la tristeza de Úrsula para poder salir yo adelante, lo
logré…no por mucho tiempo.
Pero ahora estoy sobrio,
tranquilo, fumándome un Camel que había en mi pantalón y que de seguro estaba
ahí porque lo robé a alguien en la fiesta de ayer.
Ahora llueve, y mi moral cae a la par que esas gotas, mi poca dignidad, mi poco razonamiento. No
sé qué hacer, no quiero ya la puta felicidad, encontrarla tiene un precio muy
caro y yo ya no quiero pagar intereses.
Quiero que esté mundo gire normal,
que las guerras se reanuden, terminar esta tregua con mis demonios, quiero que
la luna brille igual que antes, que el sol me vuelva a quemar la piel, que las
olas me recuerden que sigo en una batalla con el mundo, con el creador de todo.
En realidad no sé qué pase
en el futuro, no quiero saberlo, ni pensar en ello. Hoy estoy bien, no dejaré
de beber nunca, no dejaré de estar triste, no dejaré de hundirme en esta
mierda, pero ahora ya será diferente, siempre es diferente.
El mundo tiene que volver a girar de forma normal,
porque para mí se detuvo por seis meses, los árboles crecieron, la gente
maduró, más personas del promedio habitual comenzaron a odiarme, los pájaros se
volvieron agradables y los perros también. Ni modo, no sé qué pasará más
adelante, espero entregar mejores pasajes de mi vida, lo deseo. En realidad el
futuro no me espanta, esto apenas es el primer capítulo.
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