Saturday, June 16, 2012

Busco peces y encuentro nada



Y ahora el silencio ya es más grande,
lo acompaña el mismo frío de tu ausencia
y juntos se fortalecen para atizarme golpes en el pecho que,
acá entre nos,
no me causan mucha gracia y es que en la mesa,
dicen los sabios,
hay temas que no se deben de tocar
y sin embargo yo los hablo conmigo mismo,
me cuestiono sobre cosas obvias,
por ejemplo ¿cuándo fue que te fuiste? que no te vi partir,
 o tal vez yo me encontraba viendo hacia otro lado porque,
de alguna manera,
 ya sabía que pronto abandonarías el barco
y tomarías la pequeña lancha
 que te hiciera llegar a tierra firme
 y así hicieras que esas coincidencias fueran parte de tu realidad,
mientras que yo veía desde lejos  como los peces eran cazados.


Y todos en Yakarta decían que mis letras estaban unidas con la tristeza, gracias a ti, pero yo no creía eso pues la soledad me demostraba que yo no estaba triste sino algo más que imbécil, entonces comencé a pensar que eso de que la tristeza causa extravío de neuronas era verdad.

Y así comencé a escarbar rumbo a inframundos donde sabía que ninguno de sus caminos me llevarían a ti, pues soy tan predecible que sabías por dónde no ir para no encontrarte con mi presencia, pero soy tan palurdo que busqué y sigo buscando la llave para llamar tu atención.

Entonces, que se vayan al carajo los retractores de mi política de las ausencias, que por más que se burlen mi necedad los hace callar pues aquí el único que paga los platos rotos soy yo y ninguna mala bestia me dirá el cómo quererte, el cómo extrañarte y el cómo olvidarte, que con esa obscenidad, por mucho que no te guste,me la quedo yo.

  


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