Entonces,
me di cuenta que no todos los perros matan gatos
ni todos los gatos asfixian ratones,
ni todos los ratones devoran queso
ni todo el queso huele mal.
Entonces me di cuenta,
que
sobre tu pierna, arriba de tu rodilla,
hay un lunar, que me dice que no lo toque
por que no tocaría mil lunares, al menos que tú me lo pidas
y si me dices que toque el de tu pierna
lo tocaré, por que así es esto,
estoy loco por la idea de tocarlo
no por la idea sobre lo que haremos después.
Derecho,
tienes,
de mandarme a la mierda
o mandarme rosas
que signifiquen nada
y la nada sea todo
como el vacío de mi vaso de licor
de donde ha surgido la inspiración
para ahogarme con menos de tres onzas de aire
para que tengas un pendiente menos
en tu lista de pendientes que debiste terminar
hace mucho o hace un sábado
ahógame con tu vista,
piérdeme en la niebla,
escóndete detrás del sol,
juega a la mortalidad con el fuego
y sonríe solo cuando sea necesario,
abrázame cuando yo sea nada
comienza de cero
y termina en diez.
Agonizo como el final del primer poema que te escribí
puede que parezca estar vivo
pero estoy más muerto que cuando era nada,
cuando encallabas tus sueños en aquella película en blanco y negro
y yo seguía pendiendo del hilo de tu imaginación
hasta que por fin fui seleccionado entre las trampas que a veces la mente nos juega,
salí por la puerta de atrás y quise volver a entrar en la fila,
demasiado tarde, yo ya era Judas vestido de zorra
y tú eras una mortal con facha de diosa griega viviendo entre los terrenales.
A veces es mejor ser nada,
como cuando juegas póquer entre alimañas
sin esperanzas de ganar
pero por alguna mala jugada de la suerte
logras arañar fortuna
sin saber qué hacer con ella,
por lo que nunca haces nada.
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