Saturday, December 15, 2012

Todo mundo pide ayuda al 911




Y el sonido de cada gota que cae de la azotea al suelo se une al nefasto eco de la música que hay en la fiesta de XV años de una de mis vecinas.

Es una noche complicada, me pongo a escribir un poema pero fracaso al tercer renglón, es normal que la paciencia para unir unas cuantas letras se me haya agotado pues el texto ya tenía la penitencia de desaparecer desde el título, nunca he sido bueno para ellos; o muy largos o muy cortos pero nunca uno que precise lo que quiero dar a entender.

Me levanto de la cama y busco el control del televisor, ya es media noche y la fiesta al parecer está en su apogeo, aprieto el botón de power y surfeo entre la oferta televisiva de media noche, donde hay mucho sexo para levantar mi ánimo, luego me dirijo hacia el refrigerador a buscar una lata de cerveza pero sólo me encuentro con una cazuela de frijoles podridos.

Regreso a la cama mientras en el televisor se trasmite la película erótica de un viernes al filo del principio de un sábado más, al ver que se trataba de una historia que ya había visto decido cambiar de canal y así entre películas de Shanon Tweed, caricaturas de Johny Bravo, Friends, noticias del día, repeticiones de Saturday Night Live y otras cosas más llego al canal donde una bella dama está pidiéndome que marque a un número telefónico para adivinar el juego de palabras que se muestra en la pantalla.

- Si adivinas de que palabra se trata te puedes ganar ¡un millón de pesos! - la bella dama me lo cuenta como si fuera un secreto entre nosotros dos, como si tuviera la atención de ayudarme en mis problemas económicos y como si en caso de ganarlos pudiera acceder a tener una cita con alguna mujer como ella.

Al principio no hago mucho caso pues mi mente se encuentra viajando en las peripecias de mi día en la oficina, pienso en el trasero de la recepcionista, en el fastidio que son mis compañeros jóvenes de trabajo y en que si sigo trabajando en aquel asqueroso lugar tal vez asesine a alguien o termine yo disparándome en la cabeza, pero después de un rato que miro el televisor logro que el juego me entretenga.

Son siete palabras desacomodadas, parece pan comido pero hasta para ver la luna hay que tener ingenio, entonces saco papel y pluma y comienzo a tratar de aposentar las palabras, falta un minuto para que termine el juego y hasta el momento ningún mortal le ha atinado a la frase exacta.

Sigo sin establecer las letras correctas para completar la palabra y la bella conductora, ya un poco desesperada, decide dar un minuto más, yo me motivo con la prórroga de tiempo que me ha concedido la buena suerte y sé que estoy cerca de conseguirlo pero no me cuadran dos letras, tal vez tenga casi todo listo o tal vez tenga nada; uno nunca sabe en juegos dirigidos por la suerte, o en su defecto, por la televisión.

Cuando más cerca estoy de cumplir mi proeza se escuchan en la calle tres disparos:

¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!

Tal vez debería de asomarme para ver qué está ocurriendo, pero las peleas en fiestas de XV años celebradas en la comodidad de la calle son típicas a media noche y peligrosas, si es que algún imbécil carga un arma.

Decido no involucrarme en el asunto de los disparos y me llega el recuerdo de haber visto hace una semana a la hoy festejada saliendo de un hotel de paso de la mano del chambelán estelar, esbozo una ligera sonrisa por el recuerdo aquél y prosigo con el juego de palabras.

¡Lo tengo!

Confío en tener la respuesta correcta y pego un brinco que expresa que le he atinado.

-Si tienes la respuesta correcta ¡llama ya! – se escucha en la televisión.

Cierto. Me acercó al teléfono y descuelgo la bocina, doy un vistazo al televisor y veo que alguien más se me adelantó.

¡Maldita sea!

Pongo atención al gran robo de mi gloria, pero ¡oh sorpresa!, el tipo de voz ronca falla.

Vuelvo a descolgar el teléfono y marco...suena una vez, suena dos veces, suena tres veces y una contestadora me dice:

- Espere un momento en la línea, su llamada está siendo procesada.

Siento tener la victoria entre mis dedos, ahora sé lo que sintió Christiano Ronaldo al anotarle a los checos, ahora estaré de los del lado que cuentan la historia, ahora todo será diferente...pero la misma voz de la contestadora me dice:

- Lo sentimos, su llamada no fue seleccionada para participar, vuelva a intentarlo pronto.

Cuelgo la bocina y lanzo un improperio al aire.

Afortunadamente vuelven a fallar y la conductora con un tono triste expresa:

- No, la palabra que tú dices no es la correcta, la palabra correcta es: ¡SO-LE-DAD!

Yo lo sabía, lo he sabido siempre.